LOS ANTECEDENTES FAMILIARES PUEDEN AUMENTAR

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(NAPSM)—Pam solo tenía 43 años cuando le diagnosticaron cáncer de mama.

Ella dijo que se sintió desilusionada, pero no sorprendida. La mayoría de las mujeres, especialmente las jóvenes como ella, hubieran estado en “shock”. Pero a varias de sus familiares cercanas ya les habían diagnosticado cáncer de mama, lo que aumentaba la posibilidad de que a ella le diera esta enfermedad.

“Recibí el diagnóstico a la misma edad que mi mamá, y fue en el mismo lado”, dice. Además de su mamá, una tía por el lado materno y una prima también habían tenido cáncer de mama antes de los 45 años.

Los antecedentes familiares de cáncer de mama aumentan la probabilidad de tener esta enfermedad. Debido a que conocía sus antecedentes familiares, Pam se había estaba haciendo mamografías desde que tenía unos veintitantos. En el 2013, se encontró un bulto entre una cita para la mamografía anual y la otra. Los doctores le hicieron una biopsia y los resultados fueron de tipo maligno. “Claro que estaba asustada”, dice Pam. “El cáncer es algo aterrador”.

Pam empezó el tratamiento enseguida. “Conocía mis antecedentes familiares, pero también había sido testigo de la fortaleza y las ganas de sobrevivir de mis familiares”, comentó. Estaba decidida a luchar contra el cáncer con todo lo que tenía.

Los médicos le empezaron a hacer quimioterapia a Pam. Después de ocho tratamientos, el bulto se achicó tanto que casi había desaparecido. Luego le hicieron una tumorectomía (lumpectomía) y una biopsia de los ganglios linfáticos y le comenzaron a hacer radioterapia.

Pam dice que sus familiares y amigos fueron invaluables durante el trascurso del tratamiento. Sus familiares y compañeros de trabajo se sentaron con ella durante los tratamientos de quimioterapia. Le traían de comer y la ayudaban a cuidar la casa cuando ella no podía. “Algunas veces, tienes que dejar que la gente te ayude”, dice Pam.

Desde entonces, el cáncer no ha regresado. Siempre existe la posibilidad de que lo haga. “Cuando estás tomando los medicamentos, sientes como que tienes todo este poder contra el cáncer, pero cuando lo dejas de hacer es algo como, ¿y ahora qué hago?”, relata Pam. Ella dice que se tiene que acostumbrar a su “nuevo estado normal” que incluye realizarse mamografías e imágenes de resonancia magnética con frecuencia. Ella continúa comiendo alimentos saludables y haciendo ejercicio, y trata de mantener sus niveles de estrés bajos.

Lo que es más importante, ella también le recuerda a su hermana menor que se siga haciendo las pruebas de detección debido a sus antecedentes familiares.

El consejo de Pam para las mujeres que están enfrentando un diagnóstico y tratamiento del cáncer de mama es: “No les puedo decir que no se entristezcan o se asusten, porque es un diagnóstico aterrador. Tendrán altibajos; algunos días se van a sentir bien y algunos días no”, dice. “Que lo tomen un día a la vez”.

Hay recursos para las mujeres que pueden tener antecedentes familiares de cáncer de mama o ciertos rasgos genéticos que pueden aumentar el riesgo de presentar cáncer de mama. Infórmese más sobre la campaña de los CDC “Muestre su Valentía” (Bring Your Brave).